En el mercado internacional agrícola, Andalucía es la primera zona exportadora de verduras y frutas de toda Europa. Esta producción intensiva depende de préstamos, de inversiones tecnológicas y de las multinacionales que venden las plantas y pesticidas. Con toda esta tecnología, los agricultores producen, en lo que a primera vista parece una tierra desértica, la gran mayoría de las frutas y verduras que los europeos consumen. La provincia de Huelva, conoce desde los años 80, “un extraordinario desarrollo” de la cultura de la fresa. Esta especialización de la provincia resulta de la capacidad de los empresarios locales, con un modelo de cultura importado de California, de producir, entre enero y abril, es decir, sin ninguna competición, fresas para la exportación. Sin embargo, la producción del “oro rojo” implica la explotación de mano de obra barata originaria de terceros países : Rumania, Senegal, Marruecos. En este sistema agrícola, la inmigración es considerada como uno de los factores más importantes para la rentabilidad. Para asegurarse de la disponibilidad y flexibilidad de la mano de obra, las organizaciones agrícolas (Asaja, Coag, FresHuelva, Citricultores, Upa) organizan desde 2001-2002, la contratación de mujeres en Polonia, Rumania, Ucrania, Bulgaria, Marruecos y este año, como « experiencia piloto », empiezan con Senegal.

« La contratación en origen » : una mano de obra flexible y barata…

Este sistema desarrolla una selección de trabajadores extranjeros, queriendo conciliar lo inconciliable : disponer de una mano de obra barata, asegurándose de la vuelta del trabajador a su país al fin del contrato. Formula bien conocida de la política de inmigración de los países europeos y que nunca ha funcionado. Como explica un representante de la cooperativa Fres Huelva : “Estamos en una economía de mercado en la que las empresas y las Administraciones han intentado traer a personas lo menos polémicas posibles. »

De este modo, seleccionan :

• Mujeres, porque generan menos conflicto, tienen las manos mas delicadas, son mas trabajadoras y mas humildes. [1]

• que vengan del campo y tengan experiencia en la agricultura

• ni flacas, ni gordas

• no demasiado jóvenes, que no les guste mucho la juerga, y con ataduras familiares en el país de origen, como hijos pequeños, para asegurarse de su vuelta cuando la temporada se acaba.

Se puede constatar en los discursos de los seleccionadores una preferencia evidente hacia las rumanas y polacas, con respeto a las marroquínas : « que no tienen la misma religión y no saben hablar español (…). El problema de las trabajadoras marroquíes es cuando tengo que repartirlas entre los empresarios, no las quieren. 310 genéricas de Marruecos y me quedan mas de 50 por repartir. Y de las del Senegal, pues prácticamente me quedan todas.”

El sistema de « contratación en origen », se aparenta en Francia a los contratos OMI (oficina de migraciones internacionales.) Para tener información sobre los mismos mecanismos en Francia, consultar el sitio Web del Codetras : el colectivo de defensa de los trabajadores extranjeros en la agricultura del departamento “Bouches du Rhône”.

… que supuestamente participa en la integración de los trabajadores extranjeros

¿Cómo legitimar estas prácticas ? Según la Coag [2], este “servicio integral de contratación”, permite evitar los movimientos desordenados de la inmigración clandestina y sus consecuencias : insuficiencia de las infraestructuras locales, alojamiento, servicios de salud, y desarrollo del racismo y la xenofobia. Según ellos, hacer su mercado de trabajadores en los países pobres que rodean la zona de “desarrollo europeo”, cuando numerosos trabajadores ilegales viviendo aquí no pueden encontrar trabajo, no obedecería a la mera intención de bajar los costes de producción, sino a una “contribución a la inserción social de los trabajadores y de sus familias a través del empleo, para que puedan instalarse en España de manera digna y estable, con las garantías máximas de legalidad.” Esta legitimación permite, además de las ventajas evidentes del sistema de contratación : numerosa mano de obra barata y dependiente, captar subvenciones europeas destinadas a la lucha contra el racismo y la xenofobia (proyecto Aeneas Cartaya nombrado “proyecto de gestión ética de la migración temporera” o el proyecto Equal Arena.)

Una colaboración activa de los políticos para que viva el sistema

¿Y los políticos ? Colaboran a todo nivel en este sistema que enriquece la provincia : recolectando gratuitamente las toneladas de plástico usado, subvencionando las organizaciones agrícolas con 150.000 euros para que puedan crear servicios de contratación capaces de tramitar « la fastidiosa burocracia » de esta contratación en origen, y captando fondos destinados a la lucha contra el racismo y la xenofobia para desarrollar la selección en el país de origen.

Cuando precariedad es normalidad

Concretamente, las trabajadoras contratadas en origen son completamente dependientes de su empresario. No les pagan las horas extras ni los festivos. A pesar de que vienen a trabajar durante toda la temporada (entre 3 y 9 meses), pueden reivindicar solo 18 días de trabajo por mes ; aunque en realidad el empresario no respeta esta obligación. Tienen un periodo de prueba de 15 días durante el cual pueden ser despedidas y enviadas en su país si no convienen al empresario, sin que este, ni la organización que hizo la contratación, pague el billete de vuelta en autobús. La organización agrícola que centraliza todas las peticiones de los agricultores permite elegir a las trabajadores según su nacionalidad : « este año ponme, 5 de Polonia, y 5 de Rumania (…) pero ninguna marroquí, tengo solo dos casas, no se donde meterlas ». Y estas mujeres vuelven al final de la campaña : “Bueno, de las marroquíes que han venido el año pasado, el 50% se han perdido (…) y muchas rumanas acaban en la prostitución, pero que le vamos a hacer. Aquí por lo menos trabajan (…) » [3] Para tener más información sobre las consecuencias de la cultura intensiva del cultivo de la fresa en la provincia de Huelva, consultar el artículo : Las fresas que te comes... de Ramón Germinal